miércoles, 1 de mayo de 2024

Ver y dibujar el cuerpo.

 



                                    Autorretrato. Carbonilla s/ papel. 120 x 80 cm. 2014.





“Este vaciamiento de la interioridad en provecho de sus signos exteriores, 

este agotamiento del contenido por la forma, es el principio del arte clásico triunfante”.

Roland Barthes. Mitologías. (1)


“...yo diría que lo que mueve el pensamiento de los chamanes, que son los científicos

indígenas, es lo contrario. Conocer bien una cosa es ser capaz de atribuir el máximo de

intencionalidad a lo que se está conociendo. Cuanto más soy capaz de atribuir intencionalidad a un objeto,

más lo conozco [...] Seamos subjetivos, diría un chamán, o no vamos a entender nada”.Eduardo Viveiros de Castro. La mirada del jaguar. (2)




Según Le Breton, la idea de representación ligada a la particularidad del

individuo encuentra su origen en la necesidad de renovar los criterios de

conocimiento durante los racionalismos de los siglos XVI Y XVII, más

específicamente, en la representación del cuerpo separado del alma que se inicia

con la historia de la medicina occidental. Ver y dibujar el cuerpo para el 

Renacimiento significó convertirlo en un objeto de estudio; poner distancia respecto

de la subjetividad para poder catalogar su naturaleza en base a métodos lógicos.

Sin embargo, el control ejercido previamente por el clero medieval sobre los

cuerpos, es retomado por otros discursos ideológicos a través de la representación. 

Con el aval del método científico los cuerpos pasan a ser entendidos como

sistemas independientes sobre los cuales es posible conocer y operar. Pero este

conocimiento objetivo del funcionamiento del cuerpo también habilita

discursos sobre los roles sociales que estos cuerpos ocupan según su

predisposición biológica. Dice Silvia Federici: “... en la sociedad capitalista, el cuerpo

es para las mujeres lo que la fábrica es para los trabajadores asalariados varones:

el principal terreno de su explotación y resistencia, en la misma medida que el

cuerpo femenino ha sido apropiado por el estado y los hombres, forzado a funcionar

como un medio para la reproducción y la acumulación de trabajo. En este sentido es

bien merecida la importancia que ha adquirido el cuerpo”. (3)






                       Autorretrato. Carbonilla s/ papel. 120 x 80 cm. 2014.

                     



  

¿Cuál es el lugar otorgado a la feminidad en la cultura según la historia del arte? Hemos visto representaciones femeninas como soberanas de las tareas del espacio doméstico, como doncellas, musas o alegorías; pero por sobre todas las cosas las hemos visto representadas por el discurso de una mirada patriarcal. Dado que el acceso a la formación académica para las mujeres comienza a abrirse camino a partir del s. XIX y que su representación política empieza a discutirse recién en el s. XX, es sencillo imaginar que su representación simbólica haya estado en manos de quienes tuvieron la posibilidad de introducir sentido institucionalmente en la sociedad.

Así analiza Jhon Berger el desnudo femenino en la historia del arte. Los

desnudos en la pintura al óleo europea, dice el autor, presentan figuras femeninas

en reposo y disponibles para la mirada del espectador. Encargos con una clara

finalidad erótica en los que se minimizaba cualquier dinamismo del

cuerpo femenino que pudiera hablar de su voluntad en la escena. Sobre la herida de la

representación femenina, aporta Carmen Hernández:“En el arte contemporáneo realizado por mujeres se observa la constante referencia

al cuerpo a veces como reflexión autobiográfica, otras aludiendo a amplios aspectos

sobre lo femenino [...] es posible verlo contextualizado en la indagación de

estereotipos sociales previamente dados por la cultura”. (4)





Autorretrato a 180°. Oleo s/ tela. 100 x 70 cm. 2014.
                                      


“futuro / pasado caminando, tenemos que mirar para poder andar. Si miras al pasado es porque está

adelante tuyo, nayra, y qhipa es la espalda (y a la vez el futuro). Entonces estás con el futuro en la

espalda y el pasado es lo único que tienes para orientarte en el mundo”.

Qhipnayra uñtasis sarnaqapxañani. Aforismo aymara. (5)



 Autorretrato a 180° es un trabajo donde fusiono dos posturas de mi cuerpo -anterior y posterior- dividiendo el relato visual a través de la torsión de la parte superior de mi cuerpo sobre la inferior (hasta acá el relato formal).

En el proceso apareció algo de lo heredado de la mirada renacentista sobre el cuerpo y casualmente después de una intervención quirúrgica. Post operatorio me involucré en una sesión fotográfica suponiendo que me iba a proporcionar un panorama más objetivo sobre la modificación que había sufrido mi cuerpo. Para que fuera objetivo se tenía que parecer al modelo cual estudio anatómico. Pero después entendí que no era un relato objetivo lo que quería articular. 

Realicé una serie de dibujos a partir de esas fotos y también del espejo, donde apareció la subjetividad en las decisiones sobre el relato compositivo como prescindir de la cabeza en la representación del cuerpo. También en la torsión, en el espacio reducido, en la falta de contexto. No es claro si ese cuerpo está en posición vertical u horizontal, es decir, quien observa no sabe si se encuentra de frente a un cuerpo de pie o si está observando la superficie de una mesa para disección. En el abordaje pictórico conviven métodos tradicionales de ejecución (óleo sobre tela y naturalismo) junto con el gesto de la pintura arrastrada sobre el soporte rompiendo la ilusión mimética. No era la primera vez que me decidía por introducir dinamismo en un autorretrato pero quizás fue uno de los más explícitos.



“...Creo que uno de los más grandes problemas de la cultura occidental es que perdió la conexión con lo mágico, lo sagrado, lo cósmico y lo trascendente [...] Vivimos en un mundo de objetos inanimados, y esto es absolutamente funcional a la lógica de este sistema que busca extraer máximo beneficio de todo lo que toca. Como dice Silvia Federici: “el mundo debía ser desencantado para poder ser dominado” haciendo alusión a la caza de brujas y a la conquista de América”. 

Lucía Gaitán. Astrología para reencantar el mundo. (6)



Si el cuerpo es una cosa, si el tronco de un árbol es una cosa, se vuelve mucho más sencillo instalar en la conciencia colectiva que su función es ser explotado. Pero es interesante lo que la metáfora y la poesía tienen para aportar cuando la vitalidad queda oculta bajo un manto de crueldad.

Mientras estaba pintando este autorretrato me encontraba transitando mi primera vuelta de Saturno. Al respecto dice Astromostra:  “Llamamos el retorno de Saturno a ese periodo que ocurre cada 29 años, cuando Saturno vuelve al mismo grado en el que estaba el día que nacimos [...] Este planeta ocupa muchos roles en la astrología: puede ser la figura paterna u otras figuras de autoridad como la madre, los abuelos, el rol del Estado, la policía, diferentes mentores y tutores que tenemos en la vida. También indica mis trabas, mis bloqueos, los obstáculos económicos y educativos que enfrentamos, los miedos, las dificultades de nuestro contexto, eso que te trae un límite, un límite a tu desarrollo, a tu libertad, a tu expresión personal”. (7) El autor describe a Saturno como un maestro severo pero que enseña. Nos cuenta que en la antiguedad, al ser el planeta más lejano conocido, era símbolo de límite. Lo propio de la temática saturnina es invitarnos a reflexionar sobre lo que nos da estructura a través de la superación de situaciones límitantes.

Este fue el año en que murió mi padre y el año anterior había fallecido mi abuela. Un año después asumió un gobierno de derecha. En medio de ese tsunami en mi estructura psíquica, esto de ser objetiva con la representación, era tan difícil como absurdo. 

Alice Sparkly Kat cuenta que en la Edad Media, Saturno estaba ligado simbólicamente a la tierra y que se lo entendía en los mismos términos que a la naturaleza: sólo el azar y la buena fortuna podían interceder para que luego de haber trabajado arduamente la tierra, ésta diera efectivamente los frutos esperados. Era común jugar algún juego de azar al terminar una jornada de trabajo, conjurando esa conciencia. Desde una mirada capitalista esto es inaceptable, ya que a la convivencia y respeto por la tierra, el capitalismo contrapone dominación a cualquier costo.

Se podrían abordar otras derivas simbólicas como el aspecto de Oposición. Se le llama así a relaciones de distancia de 180° entre los planetas dentro de una carta natal. Indica "confrontación o tensión entre dos puntos que buscan equilibrarse" (8) ¿Cómo podría leerse este aspecto en mi autorretrato? ¿y en relación al contexto actual? Si es que tal lectura fuera posible, lo dejo acá anotado para que no se me escape.



1 Barthes, Roland. Mitologías.Siglo XXI editores. España. 1999.

2 Viveiros de Castro, Eduardo. La mirada del jaguar: Introducción al perspectivismo amerindio. Buenos Aires, 1ra edición. Tinta Limón ediciones. 2013.

3 Federici, Silvia. Calibán y la Bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Tinta Limón ediciones. Buenos Aires, 2015.

4 Hernandez, Carmen. Desde el cuerpo. Alegorías de lo femenino. Una visión del arte contemporáneo. Monte Ávila Editores latinoamericana. Caracas, Venezuela. 2006.

5 Silvia Rivera Cusicanqui incluye este aforismo aymara en su ensayo Sociología de la Imagen. Mirada ch ́ixi de la historia andina. La traducción se extrajo de una entrevista hecha por Ana Cacopardo en su programa Historias debidas, Canal Encuentro. 2018.

6 Gaitán, Lucía. Astrología para reencantar el mundo. Ed. Planeta. 2021.

7 y 8 Astromostra. Astrología para hacer la revolución. Editorial Alfaguara. Buenos Aires, 2021.

Sparkly Kat, Alice. Astrología Poscolonial. Una lectura de los planetas a través del capital, el poder y el trabajo. Edición en español por Hijas de Kore, 2022.

Le Breton, David. Antropología del cuerpo y modernidad. Buenos Aires, Nueva visión editores. 2002.







domingo, 14 de abril de 2024

La imagen entre líneas.







Susana y los viejos. Artemisia Gentileschi. Óleo sobre lienzo. 170  × 121 cm. 1610.



Griselda Pollock, en su análisis sobre los mitos representados por la artista

romana Artemisia Gentileschi (1593-1654) , señala que abundan lecturas sobre 

Susana y los viejos o Judit decapitando a Holofernes, que interpretan la elección de

estos mitos como reflejo de venganza personal a raíz de haber sufrido una violación

por parte de su maestro. Según los registros de época, la violación tuvo lugar en el

año 1611 mientras que, Susana y los viejos,  fué pintada en 1610. Tal repertorio de

mitos era frecuente porque conformaban el imaginario popular de su tiempo y era

representado también por colegas varones contemporáneos. 

Lo verdaderamente interesante a revisar desde la crítica feminista, dice

Pollock, es precisamente cómo las artistas han desarrollado estrategias para

dialogar con los mitos de representación hegemónicos de su época. Es decir, el

desarrollo de estrategias de negociación para convivir como productoras de sentido

en la esfera pública. Sobre la compresión espacial en la versión de Artemisia

Gentileschi acerca de Susana y los viejos, la autora señala: 

“Perspectiva es lo que Artemisia Gentileschi habría de estudiar con Agostino Tassi, su maestro convertido en violador. La perspectiva, más que una herramienta útil, representaba no sólo una tecnología para la producción de una ilusión de espacio en superficies bidimensionales: era una construcción discursiva de un mundo y un modo de establecer una relación ideológica con dicho mundo, medido, dominado, desplegado, legible, racional, calculable matemáticamente [...] Hay muy poco espacio en el Susana y los viejos de Gentileschi [...] Al observador se le ofrece un punto de vista que imaginariamente está en el estanque de baño o mikveh. Es decir, el observador no puede tener ninguna relación racional respecto a este espacio. Estamos demasiado cerca de lo que sucede [...] En el cuadro de Artemisia Gentileschi, los hombres y la mujer existen en zonas radicalmente diferentes. Los ancianos están pintados como una unidad, confinados sobre la balaustrada, hablando entre sí [...] ¿Dónde están los signos del jardín, tan comunes en otros escenarios, creando una situación edénica para desplazar el crudo conflicto de la concupiscencia masculina y la desnudez femenina? [...] a diferencia de otras versiones del tema, el cuadro no correlaciona a los observadores con el punto de visión de los ancianos, lascivos bajo el cubierto de los árboles mientras la joven continúa despreocupadamente su baño, expuesta a la visión que abarca tanto a los dos hombres dentro del cuadro como a aquellos fuera del espacio ficcional (por ejemplo en la versión de Jacopo Tintoretto de 1555-1556 en Viena,

Kunsthistorisches Museum). El cuadro de Artemisia Gentileschi no es entonces una

metáfora para mirar, para el placer visual que es incitante sexualmente [expone] las

oposiciones que subyacen y estructuran el relato”. (1)

Según la autora, estas aproximaciones podrían aportar otras lecturas

respecto de la verticalidad de las estructuras sociales en las que se inscribe la

pintora y su representación simbólica. Tengamos en cuenta que el mito tiene un

correlato con el trauma sexual no reconocido en el juicio Tassi - Gentileschi (1612)

donde el padre de la pintora demandaba al maestro de dibujo por comprometer los

derechos legales que le correspondían sobre el cuerpo de su hija y la posible

consecuencia respecto del status social que significaban. “Los ancianos son

sentenciados a muerte por transgredir las leyes que gobernaban el derecho del

hombre sobre la posesión de las mujeres, regulando quien tiene permitido mirar a

una mujer ya reclamada: no codiciarás a la mujer de tu prójimo. La narración trata

fundamentalmente sobre el uso legal contra el uso ilícito del cuerpo de la mujer por

los hombres” (2)

En esta versión de Susana y los viejos la representación femenina no se

inscribe de manera pasiva ni universal como sucede con la musa o la alegoría, se

trata de una mirada particular dialogando de manera semiótica con un mito. 

No intentamos adjudicar a Artemisia Gentileschi una conciencia feminista, aclara Pollock, porque estaríamos incurriendo en una anacronía. Pero si es posible

identificar la conciencia de una feminidad inserta en jerarquías sociales y una

confrontación con los mitos desde la práctica artística como vehículo hacia la

proyección pública de su subjetividad.



(1) y (2) Pollock, Griselda. La heroína y la creación de un canon feminista: Las representaciones de Artemisia Gentileschi de Susana y Judit. Crítica feminista en la Historia del Arte. Karen Cordero e Inda Sáenz compiladoras. México, 2001. Pág. 182 y 183.

jueves, 14 de marzo de 2024

Un árbol genealógico.

 



1- Vagina dentada. Instalación en Mitominas I. C. C. Ciudad de Bs As. 1986.


    Sobre el mito de la vagina dentada, según dicen de origen mataco, existen tantos análisis como versiones se pueden encontrar. Todas ellas convergen en un mismo desenlace narrativo: existían unas criaturas que bajaban de las estrellas para comer todo a su paso y que burlaban a los hombres. Un día estos decidieron preparar un festín y esconderse a esperar. Cuando aparecieron dichas criaturas, cortaron los hilos que las sostenían, rompieron sus dientes y las sometieron sexualmente.

    Carola Ordoñez apunta que: “...los ritos no revelan acerca de las mujeres sino acerca de lo que los hombres sienten hacia ellas […] El mito forma, en tanto conceptualiza, y a menudo deforma la realidad. Da estructura a lo temido o a lo desconocido para hacerlo abordable. Es así como los hombres se organizan en los mitos y ritos [...] esto los ayuda a pensar las cosas de una determinada manera para luego actuar como si realmente fuera así”.  (en Rosa, María Laura. Fuera de discurso. El arte feminista de la segunda ola en Buenos Aires. 2011. Capítulo III).







2- De la serie El zapallo. Fotografía. Ilse Fuskova. 1982.


    Los desnudos realizados por Ilse Fuskova cuestionan y problematizan la mirada hetero patriarcal sobre los cuerpos femeninos. Desde su activismo lésbico se propuso visibilizar otros enfoques sobre la sensualidad y el deseo.

    María Laura Rosa trabaja sobre la dificultad que supuso la exhibición de este tipo de trabajo para Ilse en el marco de Mitominas II, 1988. En esta edición las artistas trabajaron en torno a los mitos de la sangre y Fuskova trabajó en torno a la menstruación. Estas imágenes generaron tensión entre las artistas por temor al cierre de la muestra.

    La obra ”Cristo” de Liliana Maresca generó polémica ante el público ya que reflexionaba sobre los mitos en torno al virus del VIH. Una instalación que consistía en una figura de santería ensamblada con un mecanismo de transfusión y un líquido rojo.



 





3- Liliana Maresca con su obra (serie). 1983.


    Al igual que Ilse, Liliana hace de su cuerpo una herramienta de afectación colectiva. Elegí esta imagen por su parecido formal con El zapallo, por el mito que encarnan y resignifican sumergiéndose en el inconsciente colectivo. Porque ambas elaboran una discusión semiótica con la presentación pública del cuerpo femenino. Para profundizar sobre este punto recomiendo Pollock, Griselda. La heroína y la creación de un canon feminista: Las representaciones de Artemisia Gentileschi de Susana y Judit. 1999.

    Maresca gestionó una gran cantidad de acciones colectivas. Se vistió de monja para satirizar la conquista. Organizó una muestra en un lavadero y también una kermesse. En pleno menemismo se metió en el albergue de Warnes para comprarle un carro a un cartonero y lo llevó al C. C. Recoleta. Construyó una serpiente en el patio de Filosofía y Letras para después prenderla fuego. Hizo una sesión de fotos erótica y la publicó junto con su teléfono de línea para recibir los mensajes pertinentes. Podría seguir hablando de Liliana pero creo que sería mucho mejor que vean el documental  “Frenesí” 1984-1994.







4- “Mito del árbol de Ilse” Carolina Alonso. 2022.


    Porque existieron artistas que abrieron un camino para reflexionar sobre determinados mitos, actualmente puedo trabajar sobre un imaginario en torno a lo femenino que está cambiando. Como un organismo vivo, como el lenguaje, porque es lo propio del flujo vital. 

    Frente a las denuncias que hacemos como movimiento hay algo que sigue sucediendo casi de manera automática. La respuesta sigue siendo la incomodidad seguida de un sentimiento de confusión que no son emociones toleradas en este sistema y por ende se expresan a través de la violencia en sus múltiples formas.

    Habitar un cuerpo culturalmente feminizado tiene un costo. Como analiza Segato, estos cuerpos son un territorio donde se continúa la violencia de un sistema de jerarquías (el famoso sistema patriarcal). Recomendé esta lectura en más de una ocasión pero no interesó. ¿Por qué lo haría? al menos a quienes no les toca ser territorio. No está en mi interés insistir sobre esta discusión o aportar otro ensayo a la teoría feminista. Prefiero traer un mito que narra la continuación del primero:



Una serpiente sueña con el torso desnudo de un árbol mítico. Se desplaza lentamente por la corteza mientras abandona su piel a merced de los dientes espinas.


Cerca del suelo puede oír un rumor…un rumor espeso que resuena en los huesos. Son las raíces cavando túneles bajo la tierra, persiguiendo rastros de humedad. 

Conforman un tejido en las profundidades y se comunican mediante espasmos / tambor que en ocasiones hacen temblar la tierra.


Semillas caídas de las estrellas dieron lugar al árbol de Ilse. Criatura que con insistencia subterránea, susurra a través del inconsciente, de los sueños, de la tormenta:


"...el agua no puede apagar el fuego, el fuego puede devorar el palo y al lobo. El lobo puede escapar hacia la cima pero no podrá volver de ahí..."


Arrullo.


.